Los pinos y encinos poseen
atributos funcionales que responden a los disturbios provocados por fuegos y
que pueden permitir la regeneración del bosque después de un incendio, Cortezas
profundas (que protegen los tejidos internos) y conos con semillas xeróticas
(que se abren y expulsan a las semillas por la acción del fuego, dejándolas
bajo condiciones propicias de germinación y crecimiento en el campo abierto por
este) son respuestas adaptativas de varias especies de pino al fuego.
En los
bosques templados de Los Altos de Chiapas, algunas especies de encino pueden
regenerarse a partir de rebrotes, atributo que puede verse como una respuesta
funcional a la pérdida de biomasa provocada por el fuego, la sequía o el
ramoneo por animales. Los pinos y encinos (y otros árboles de hoja ancha)
responden diferencialmente a la frecuencia temporal con que ocurren los fuegos.
En la región de la Montaña de Guerrero y en Los Altos de Chiapas, los pinos
reemplazan a los encinos cuando la frecuencia de fuegos es alta; lo contrario
ocurre con una frecuencia baja de fuegos. Una incidencia muy frecuente de
incendios, sin embargo, puede provocar la desaparición de ambos grupos al
rebasarse los mecanismos de respuesta de estas plantas a los daños causados por
el fuego.
Un grupo de especies de pinos y
encinos tiene la conducta de producir grandes cantidades de semillas en algunos
años (conocidos como años semilleros), mientras que en otros prácticamente no
producen semillas.
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